sábado, 23 de mayo de 2015

TE CUENTO CUENTOS.

Microcuento de terror:


LA VISITA.



La vi pasar, cruzó su mirada inexpresiva y fría con la mía, su apariencia y forma de levitar me aterraba, se desplazaba tan cautelosa, arrastraba su manto negro e impregnaba de ese raro olor pútrido cada espacio donde iba.
Esta noche entró en mi habitación, y un olor nauseabundo la invadió, levante mi cabeza y encima de mi estaba ella, tan pálida y mortífera, estiró su mano huesuda y me acarició, su frío se impregnó en mí, luego una sensación de estupor me impidió moverme, fue como caer en un sueño, únicamente cerré los ojos y el resto fue tinieblas.

lunes, 18 de mayo de 2015

TE CUENTO CUENTOS.

EL DEMONIO 
DEL COFRE. (Parte 2).


En ese momento perdí el control, corrí por toda la casa; de seguro mis hermanos lo tomaron y es que era un cofre muy bonito, del que le pudiera gustar a mi hermana para guardar sus notas o cosas importantes. Sin embargo, ella no lo tenía, dormía profundamente, la desperté angustiado, ella no entendía pero le pedí que me ayude a buscar a Joshua. A regañadientes aceptó; mi hermano no aparecía por ningún lado, por más que lo llamábamos no aparecía: de repente un grito escalofriante atravesó la casa, pero lo más aterrador que paso fue que atravesó mi cuerpo, Fernanda me miró horrorizada y con la mirada me preguntó que pasaba, yo no sabía que contestar, estaba en shock.   
Joshua volvió a gritar, mi hermano estaba pidiendo ayuda. Fernanda y yo lo buscamos por cada rincón; lo encontramos escondido en la alacena lloraba sin consuelo, lo abrace y le pregunte del cofre, mi hermano no podía hablar, solo jadeaba, al observarlo no pude ver el cofre por ningún lado, pero si vi que mi hermano estaba herido la mano, sangrando. Mientras mi hermana trataba de calmarlo yo curaba su herida y continuaba indagándolo sobre el cofre.
Deje a mis hermanos en la sala, al no poder obtener respuesta del asustado Joshua. Sin embargo algo me detuvo, con el rabillo del ojo pude divisar una figura arrastrándose por el suelo, regrese la mirada hacia donde vi esa sombra, y nuevamente pude verla reptando a un lado de mí, esa sensación de terror que me había gobernado hace unos minutos regreso, otra vez mi corazón estaba desbordado, el miedo me recorría, y mi mente agobiada trataba de calmarme y llevarme a la lógica.
No pude determinar alguna explicación coherente, y un ruido se escuchó cerca al baño, corrí hasta donde se produjo el ruido y pude ver que el espejo del baño estaba roto, no podía reponerme del impacto de ese extraño suceso y un estruendo se produjo en el segundo piso, cuando me dirigí ahí, el ruido me guió al cuarto de mi hermano, todo estaba desordenado, sin embargo, lo más aterrador del caso fue que el cofre estaba abierto, un escalofrío me recorrió, sin entender la situación, me acerque cauteloso al cofre, fragmentos del candado estaban alrededor, y algunas gotas de sangre lo cubrían. Intente como guiado por una extraña fuerza independiente de mi voluntad cerrar el cofre, pero en el momento que mis manos entraron en contacto con el baúl, una nueva sensación de sueño, como la de la primera vez que entre en contacto con él me dominó. Ahora estaba en mi casa, mi hermano jugaba en el corredor con sus muñecos, algo repentino sucedió cuando mi hermano paso frente al estudio, Joshua botó sus muñecos y se acercó al cofre, lo tocó y examinó como si fuera un nuevo muñeco, mi hermano lo tomó y lo llevó a su habitación. De repente una especie de humo salió de la caja, Joshua intentó correr, pero esa nube lo detuvo, mire más detenidamente y pude ver que esa emanación blanca, eran manos con grandes dedos, y uñas filosas. Mi hermano comenzó a manotear tratando de librarse de lo que lo sujetaba, en ese momento su mano golpeó el candado, fue con tanta fuerza ese golpe que su mano se hirió y sangre salió de ella. El candado se dividió en varios trozos, y se abrió de par en par, lanzando al pobre Joshua por los aires, del cofre una niebla ascendió hasta el techo, poco a poco fue adoptando una forma, reconocida para mí. Esos espeluznantes ojos negros se clavaron en Joshua, estaba listo para arremeter contra él. La puerta estaba cerrada y la desesperación de mi hermano por abrirla, debido a que su mano estaba herida, hizo que esos diez segundos fueran eternos, mi hermano gritó estrepitosamente, corriendo hasta esconderse en la habitación de mis padres, pero nuevamente la cosa lo alcanzó, un nuevo grito, y fue en busca de un nuevo escondite.
Desperté llamado por un nuevo grito, mis hermanos en el primer piso lanzaban un aullido al unísono, después podía escuchar grandes pisadas, corriendo alrededor de la casa. En medio del estupor trate de reponerme, baje rápidamente para ayudar a mis hermanos. Los llamaba pero no los encontraba, otra vez una imagen se materializó por el rabillo de mi ojo, era una criatura rastrera, se trasladaba en el suelo, moviéndose como culebra paso de la sala hacia la cocina, cuando regrese la mirada, pude verlo desplazarse de la cocina rumbo al segundo piso, me observó y sonrió, pude sentir sus ojos devorándome el corazón, me indico sus filosos dientes y continuo su camino al segundo piso. No sé qué pasó, pero estaba petrificado, incapaz de mover algún musculo; un nuevo alarido de mis hermanos se escuchó, la fuerza del grito fue tal que pude salir de esa quietud involuntaria, subí apresurado, con una torpeza impropia de mí, ya que me tropezaba con todo lo que encontraba, mientras corría hasta donde se escucharon aquellos aterradores gritos, tropecé con algo que se atravesó en mi camino, yo no logre advertirlo y caí fuertemente, regreso a ver con que me estrelle, era el cofre. Trate de incorporarme nuevamente pero pude ver al ser arrastrándose alrededor de mí, después se acercó a la caja y me la lanzó, cubrí mi rostro instintivamente para evitar el dolor de ser golpeado con una caja de madera. Sin embargo esto fue inútil, el baúl golpeo mi cabeza y yo perdí el conocimiento, todo alrededor mío se oscureció, no recuerdo que más sucedió aquella noche. 
Cuando abrí los ojos, mire el cofre al lado de mi cabeza. Yo estaba golpeado, por mi frente circulaba una pequeña fuente de sangre, extendí mi mano hacía el cofre. Una nueva visión se materializó en mi cabeza, mis hermanos corrían de un lado a otro, atrás de ellos la criatura los perseguía, iba a una velocidad menor a la de mis hermanos como si disfrutará ver el miedo en ellos, hasta que al final se metieron en el closet de la habitación de mis padres. La cosa los alcanzó, lentamente abrió la puerta del closet, sin dejar de verlos, impregnando el miedo en ellos, mi hermana lloraba y se abrazaba fuertemente a Joshua, los dos se abrazaron lívidos, podía ver el miedo en ellos: Fernanda cerró los ojos con mucha fuerza, Joshua no dejaba de llorar, a la petición de mi hermana también cerro los ojos. Esa cosa los olfateaba, y finalmente gritaron, esta vez, seria por última vez.
Nuevamente regrese de esa especie de sueño, aterrorizado por lo que vi, me levante rápidamente, camine a pasos largos hacia la habitación de mis padres, la puerta del closet estaba cerrada, eso me calmó un poco debido a que en la visión, la puerta había sido abierta por la criatura. Sin embargo, fue una falsa ilusión, abrí la puerta y el cuadro más aterrador se descubrió ante mí. Quise volverme loco, o tal vez ya estaba, mis hermanos estaban muertos, abrazados como si hubieran sido momificados, los dos tenían rostros de terror y sus ojos miraban hacia donde estaba yo, justo donde había estado la criatura, seguramente les fue imposible mantenerse con los ojos cerrados.

Mis hermanos habían muerto asfixiados, según el reporte de la policía. Alguien los había asesinado. Como era de esperarse, yo era el principal sospechoso, incluso mis padres creen que yo lo hice. Al ser yo menor de edad salí libre ya que las reglas nacionales no aplican a menores de edad, además no se encontraron pruebas en mi contra, constantes visitas a mi psiquiatra determinaron que yo estaba loco, asesine a mis hermanos controlado por un ataque de esquizofrenia. Un sanatorio mental, sería mi nueva casa, de ahora en adelante: mis padres me abandonaron, eran incapaces de dirigirme la palabra; quede solo abandonado a mi suerte.
Un día mientras leía algún libro, mí padre fue a visitarme, no me extrañaba y mucho menos quería saludarme. No cruzó palabras conmigo, me dejo una maleta y se marchó. Supuse que era ropa y cosas de aseo que el sanatorio le exigía llevar. Pero en medio de la revisión de la maleta, me encontré el cofre; mi primera reacción fue miedo, sin embargo después decidí revisar la caja. Entre en un nuevo trance, ese sueño que me poseía cada vez que mis manos entraban en contacto con el baúl. Pude ver a cinco jóvenes, estaban vestidos de negro, eran dos mujeres y tres hombres, parecían no tener más de treinta años, estaban sentados en flor de loto alrededor de un cofre más pequeño al que estaba en mi poder; uno de ellos, rezaba algo en un libro, era una lengua extraña, los otros, repetían lo mismo justo después de que el hombre lo decía. De repente y sin previo aviso uno de los jóvenes de levanto y apuñaló a una mujer de las integrantes, la sangre que brotó de ella, fue lentamente como un rio hasta llegar al cofre, este se fragmentó en múltiples partes, un vapor salió de allí y adopto la forma de aquel ser. Esos jóvenes habían liberado algo, algo sombrío. La criatura, los mató cruelmente. Luego se dirigió a lo más cercano que tenía para alimentarse, justo a la selva donde mi padre fue hacer su investigación. Había algo sobresaliente en su actuar, solo atacaba niños, en mi cabeza se descifró la cuestión, de por qué solo asesino a mis hermanos y a mí no. El Chamán de la tribu lo encerró en aquel baúl. Es a partir de este punto que entró mi familia en esta historia; la obsesión de mi padre por encontrar el cofre, después mi deseo de tenerlo y finalmente mi hermanito cayó bajo su dominio y terminó liberando aquella criatura, lo demás es historia.
Retorne de mi sueño, el cofre reposaba al pie de la cama, me incorpore adolorido, mientras lograba recuperarme totalmente; sentí un frío glacial, alguien dijo algunas palabras detrás de mí, regrese la mirada y ahí estaba esa criatura, sonreía desenvainando sus filosos dientes, quede aterrorizado, y después la criatura se marchó, reptando por el suelo, como una serpiente, hasta que ya no pude divisarla más. Qué clase de ser habíamos liberado aquella noche.