jueves, 18 de julio de 2013

CLARK EL HOMBRE LOBO.

EL MAPA.


Se había acordado partir a la mañana siguiente. Federico daba un paseo nocturno por el castillo, aún tenía la esperanza de encontrar el tesoro que buscaban los domadores de lobos (como él prefería llamarlos). Qué buscaban era la pregunta del millón. Recorrió cada rincón de la mansión, mientras Ana y Clark dormían. Ya casi amanecía y se topó con la tumba de Bernard Ager. Parecía tener algo importante, habría que descubrirlo. 
   Un instinto morboso, le hizo acercarse a la tumba. Entonces algunas palabras se acercaron a su mente, logrando  anidar en lo más profundo, Bernard nunca reveló dónde se encontraba el tesoro traído de Rumanía, ni siquiera a su familia. Cuando haces eso, es fácil pensar que se llevó su secreto a la tumba. Inmediatamente se dirigió al castillo, con toda la cautela del caso para no ser escuchado, tomó una pala y regreso a la tumba. Comenzó a cavar, con la luz que brindaba la luna y un candelabro, el silencio de la noche era aterrador, pero era aún peor escuchar el ulular de búhos y el cantar de grillos.
   Finalmente después de un largo rato cavando, cubierto de tierra y sudando, se encontró con los restos de Bernard. Un esqueleto, con cabello en su cráneo, vestido de traje que se miraba negro, mientras Federico lo miraba, sentía que había sido muy mala idea, profano una tumba y no encontraba algo útil. Era extraño cavar tres metros, siendo de madrugada. Tenía que encontrar algo, su corazón se lo decía. Con mucho asco movió los huesos, estos se desarmaron y una capa de polvo lo envolvió. Qué diablos estaba pensando, profano una tumba, por nada.
   Derrotado y sucio, decidió volver a cubrir de tierra el cadáver. Pero antes que eso suceda, observó un pequeño bulto que sobresalía del saco del difunto. Era un bolsillo falso, oculto difícil de percibir. Y en su interior, bingo. Un pergamino enrollado, al abrirlo un mapa de Europa señalando Inglaterra, Francia y Portugal, con unas equis, seguramente los llevaría al tesoro, era la joya de la corona.  No era prudente dejar unos restos humanos a la vista de todo el mundo. Federico los tapo con tierra, tan rápido como pudo, luego corrió hacía el castillo.  
   Cuando el amanecer se aproximaba, Ana y Clark ya estaban listos para emprender su viaje, de repente las puertas del castillo se abrieron de par en par. Federico entraba cubierto de tierra, en su mano derecha tenía un pergamino enrollado, sudaba y jadeaba. Los hermanos lo miraban estupefactos. Él ingresó, se limpió el rostro y les ordenó  sentarse. Cerró con dureza las puertas y colocó una barrilla de acero, para impedir que alguien ingrese en el castillo, a la fuerza.
-   -     Encontré algo – dijo jadeante, se levantó fue a la cocina, sirvió un poco de agua y regreso.                                -   ¿Qué encontraste? – preguntaron los hermanos al unísono.
-    -      Un mapa, en el hay tres lugares marcados – Federico bebió agua copiosamente.
-      -      ¿Y para qué sirve ese mapa?
-       Entre los lugares marcados, están Inglaterra, Francia y Portugal – Federico desplegó el pergamino sobre la mesa -. Miren – los hermanos examinaron el mapa, una cruz se dibujaba sobre Francia, Inglaterra y Portugal y un camino marcado.
-     ¿Qué significa esto? – preguntó Clark, con cara de desconcierto.                                                                       -     Mira bien este mapa: en Portugal hay dibujado una copa, es como una especie de cáliz. Ahora fíjate bien en Inglaterra, hay una especie de garra y en Francia es como un corazón, ¿qué opinan ustedes?
-      Yo opino que no entiendo nada.
-      Clark, tu nunca entiendes.
-      Jaja que chistosa, hermanita.
-     No sé lo que significa, pero lo que había en Rumanía ya fue hallado y movido, porque no aparece en este mapa.
-      Qué bueno, era el viaje más largo.
-      ¿Cómo sabes qué este mapa, está relacionado con lo encontrado en Rumanía?
-       Es el único secreto que Bernard se llevó a la tumba.
-     ¿Desenterraste su tumba? – preguntó Ana con cara de repudio, Federico asintió apenado.
-     Eso sí es asqueroso.
-     Es una corazonada.
-     ¿Una corazonada? Que infantil.
-     Y propones que encontrando todo, curaremos a Clark.
-      Desconozco que sea una cura, pero sí sé que alguien anda buscando esto.
-   ¿Y quieres qué te acompañemos en tu viaje por Europa, para reunir esas cosas?
-        Creí que querías ayudarme de verdad.
-     Así es – Federico estaba contra las cuerdas, se miraba como un interesado que quería usar a los jóvenes, para encontrar tres objetos extraños, escondidos por Europa -. Si quiero ayudarte Clark, en realidad algo me dice, que esto es parte de la cura.
-        ¿Y debemos guiarnos por tus corazonadas? – Clark regreso a ver a su hermana, le extendió su mano y le dijo -, larguémonos de aquí.
-        Deberías limpiarte bien, en las tumbas hay muchos bichos.
-     Lo encontré en la tumba de Bernard – Federico levantó su voz -. No lo entienden, no le dijo a nadie su secreto, era obvio que se lo llevó a su última morada.
-        Eso no importa, vámonos Ana.
-        ¿Adónde irán? – Ana y Clark cruzaron miradas, era evidente que no sabían.
   Sin embargo, antes que piensen la respuesta, un ruido atravesó el lugar, las puertas se abrieron de par en par, seis hombres vestidos de negro y con capuchas entraron. Federico, Clark y Ana, se quedaron paralizados, no esperaban visitas tan temprano. Los hombres de negro les apuntaron con arcos y una voz retumbante les ordeno quedarse quietos. Federico realizó una seña con los ojos indicándole el mapa a Ana, para que lo tome. Después se lanzó contra Clark, Ana tomó el mapa y se tiró al piso. Federico tomó su arco y les disparó las flechas lo más rápido que pudo, inexplicablemente los hombres también se movieron velozmente. Al cabo de segundos los tres habían sido neutralizados.
-        Llévenlos al carruaje – ordenó el de voz retumbante -. Después revisen el castillo, ellos estuvieron aquí, estoy seguro que aquí podemos encontrar lo que buscamos.  
-      ¿Quiénes son ustedes? – preguntó Ana, era una pregunta imprudente y dirigida a un extraño.
-    A ti que te importa niña… que esperan para llevárselos, falta poco para el amanecer, contamos con poco tiempo, dense prisa.
   Los rehenes fueron arrastrados hasta tres carruajes unidos entre sí, tirados por seis caballos, negros y enormes. Los llevaron hasta el último, después los aseguraron con una gran cadena y candado. Ana muy asustada abrazo a su hermano, mientras Federico buscaba una manera de abrir el candado y escapar.
-      -         ¿Quiénes son ellos? – interrogó Ana.
-      -         No lo sé – contesto asustado Clark.
-      -         ¿Qué buscan?
-      -         Creo que ese mapa que encontraste Federico.
-      -         Yo también lo creo.
   Segundos después salieron los hombres, siempre cubiertos, con túnicas y capuchas negras. El que parecía ser el líder, se acercó a los rehenes, su capucha solo dejaba ver su mentón cubierto de barba roja y espesa.
-      -         ¿Dónde está? – dirigió la pregunta a los tres.
-     -       No lo sabemos – contestó Federico, quien era el único que controlaba sus nervios y la voz.
-   Miren, ya buscamos en todo el castillo y sus alrededores – dijo el encapuchado señalando con su mano todo el lugar -.  Llamó mi atención, que la tumba del infeliz antiguo dueño de este lugar,  estaba removida, alguien buscó algo en su ropa, olvido arreglarlo, y saben qué… creó que lo tiene uno de ustedes – dijo señalando con el índice a cada uno de los tres.
-      Pues te equivocas – sentenció Ana, aunque podía sentir el pergamino resbalando por su estómago, donde lo oculto.
-    Bien, de todos modos serán mis rehenes, Bill vámonos – dijo el que parecía ser jefe, todos obedecieron, puso una manta negra sobre los presos.

   Se subieron al carruaje, el coche comenzó a avanzar, Ana y Clark se abrazaron, la madrugada era fría y el miedo aterrizaba en ellos como un águila sobre su presa. En que lio se habían metido y quienes eran esos hombres encapuchados. El carruaje cada vez tomaba más velocidad, a ese paso estarían muy lejos de Escocia, en cuestión de minutos. Ana guardaba un mapa, un cáliz, una garra y un corazón, plasmados sobre un país diferente. No era una cura, pero si era algo muy valioso.    


CONTINUARÁ...

domingo, 14 de julio de 2013

TE CUENTO CUENTOS

LA DAMA DE CRISTAL.

Despierto un día más, he tenido el mismo sueño desde hace tres semanas. Estoy en un bosque, frondoso y verde, corro entre las hojas secas, disfrutando el crack que se escucha al pisarlas. De repente y sin previo aviso esta ella mirándome, su rostro es inescrutable, sereno y frío a la vez. Me mira fijamente y siento miedo. Ella sonríe y el hermoso paisaje, se marchita, deja de ser un campo placentero, ahora es un desierto árido.  La mujer me persigue, a pesar de ser hermosa, me da mucho miedo. Ahora corro despavorido. Tropiezo y caigo, me golpeó la cabeza y siento un gran ardor, siento agua caer por mi frente, parece sudor, pero sé que es sangre. Me incorporó nuevamente, pero ya no puedo más y caigo por segunda vez, esta vez no me levantó y mi conocimiento se va desvaneciendo. La mujer me alcanza, estoy perdido, luego encaja sus fuertes dientes en mi cuello, el dolor es tan intenso que grito a todo pulmón. Segundos después estoy sentado en mi cama, cubierto de sudor, con la respiración agitada, muy asustado, deseando no volver a dormir jamás.
   Al principio pensé que era un estúpido sueño, por ver una película de terror o algo así. Luego que se hizo más seguido, llegue a pensar que estaba loco, estoy perdiendo la razón. Por más que recuerdo nunca he visto una mujer como la de mi sueño; empezando por sus ojos rojos, ¿cuántas mujeres conocen que tengan ojos rojos? Es absurdo, por eso no he comentado con nadie mi sueño. Segundo es una mujer bellísima, escultural y voluptuosa, vestida de negro ¿cuántas mujeres bonitas persiguen a hombres como yo? Soy feo, con frenos y del común, nada sobresaliente en mí. Sin embargo, hay algo que me deja pensando mucho, es una mujer extremadamente blanca, es casi como papel, en su mirada no hay vida, parece un cadáver andando y al momento de morderme, me alcanza y agarra fuertemente con sus manos,  puedo sentirlas frías como hielo. Definitivamente en mi sueño soy perseguido por una vampiresa. Y ahora que lo medito, es la única razón para que una mujer bonita quiera tenerme cerca, para succionar toda mi sangre, dejarme anémico, chupar mi sangre hasta causarme la muerte.
 Durante mi jornada laboral en la oficina, logró tranquilizarme, sé que los vampiros no existen, puedo seguir con mi labor, sin miedo, hasta que llegue la noche y con ella la doncella que me busca para beber mi sangre. El sueño se repite todos los días. Despierto asustado, me repito mil veces que los vampiros no existen, en el día cotidiano mi labor me hace olvidar, nuevamente la noche y así sucede todos los días. La diferencia es que ahora me he acostumbrado. Sin embargo, debo decir que no es normal, y escudriñando en mi mente, no encuentro una explicación razonable. Definitivamente antes creía que estaba loco, ahora lo he comprobado.
   Han pasado dos meses, un nuevo cambio, ahora el sueño es más real y ya no solo es en las noches. Durante mi trabajo en la oficina, veo a la mujer, siempre igual, siempre mirándome fijamente con sus ojos rojos e inescrutables. Está en cada pasillo, en cada rincón, siento que me observa, el trabajo era mi distracción, seguramente ella se dio cuenta y no quiere dejar que la olvide durante el día. Pero qué estupideces digo, los vampiros  no existen, los vampiros no existen. Al borde de la locura, decido enfrentarla. Estoy muy cansado de que me persiga a donde voy. Únicamente tengo una duda, ¿cómo enfrentas a un vampiro, al que solo puedes verlo en tus sueños? Algo se me ha de ocurrir. La literatura sobre vampiros es muy extensa, los encuentras desde google, hasta en libros, revistas, incluso el cine ha explotado la vampiro manía. Tal vez inconscientemente yo no quería quedarme afuera. Me asusto, cada vez más estoy comprobando lo loco que estoy.
   He decidido seriamente entablar contacto con la doncella. El sueño comienza tal y como siempre sucede: bosque placentero, hojas crujiendo, doncella hermosa  que quiere beber mi sangre. Manipulo el sueño a mi antojo. - ¿Qué quieres? –, le preguntó, ella me ve y sonríe, luego desaparece. Por un instante siento que mi sueño acabo, doy media vuelta, y ella tan fría y hermosa esta parada en frente de mí, me agarra fuertemente de los hombros, su frío es intenso, todo mi cuerpo tiembla, acerca sus labios rojos y provocativos, me besa, son fríos, pero me agrada, siento algo extraño. Después separa sus labios de los míos, me agarra más fuerte, abre su boca y perfora mi cuello, con sus filosos colmillos. Dejo escapar un grito de dolor, despierto sudando y frío. El sueño cambio, y por primera vez desde que comencé a soñar lo mismo, me agrada lo que recuerdo. Un beso de una dama fría y frágil como el cristal.
   Durante la mañana, recuerdo el beso, sus labios fríos y carnosos. No importa el mordisco, tocó con mis dedos mis labios y la veo acercándose, sus ojos rojos se sienten como si mirara mi interior y mi alma, agachó la cabeza y decido trabajar. La noche llega, con un poco de miedo pero a la vez ansioso me duermo. Se repite el sueño, ella aparece, esta vez soy incapaz de decir algo, ella es tan hermosa que me paraliza, me vuelve a besar, esta vez un beso más intenso, más vivido. Percibo el frío de sus labios, pero la pasión que emanan también es intensa. Culmina el beso con un mordisco, luego muerde mi cuello. Otra vez bañado en sudor, gritando como niña. Voy del cielo al infierno en segundos.
   A la mañana siguiente estoy decidido a todo. Pido un permiso en el trabajo argumentando un fuerte resfriado. Lo primero que hago es buscar un dibujante. Le describo la mujer y el la plasma como una foto en el papel. Ahora tengo el retrato hablado, lo escaneo y sacó letreros de se busca, e incluso la subo en la red, ahora solo me queda esperar. Pasan dos semanas, aún no he encontrado nada. El sueño ahora es más intenso y vivido. Pasa de ser terrorífico a placentero, no importa el mordisco, si puedo sentir sus fríos labios.
   Una mañana alguien me llama, es la voz de una mujer. Me advierte que deje de molestar la memoria de su hija. No entiendo que habla y termina colgando el teléfono, ordenándome que quite los afiches de Dayan y la deje descansar en paz. Ató cabos y entiendo que mi vampira favorita tiene nombre, se llama Dayan, pero también entiendo que está muerta. El identificador de llamadas del celular me da un número. Llamó preguntando por Olivia Márquez, la señora responde que es Carmenza Reyes de Jiménez, me disculpó y cuelgo. Segundos después estoy en el buscador de google, palabras clave Dayan Jiménez. Fue increíble la cantidad de datos que arrojó. Dayan Jiménez, sufrió un terrible accidente hace diecisiete años. Los registros decían:
   "En trágico accidente (por que no es periódico si no dice trágico). Muere joven de veinte años, quien conducía su moto camino hacia la zona norte de la ciudad, donde estaba su casa. Al parecer perdió el control de su vehículo, y cayó al abismo. La moto quedo totalmente destrozada, atascada en un árbol, mientras que la joven fue directo al rio y fue arrastrada por la corriente. Su cuerpo aún no ha sido encontrado, pero ya han pasado tres semanas del accidente". El diario era del 3 de septiembre de 1996, cuando yo tenía diez años. Termine de leer todos los registros, doce meses después del accidente se dejó de buscar a la joven y se declaró su muerte, se realizó un funeral y entierro simbólico.

   No importó el trabajo, salí de la oficina y me dirigí al cementerio central. Pase cerca de tres horas buscando la tumba simbólica de Dayan, hasta que la encontré. Dayan Jiménez, hija ejemplar, 10 de junio de 1976 – 3 de septiembre de 1996. Me arrodille junto a la tumba, estaba a punto de decir una oración y sentí una mano fría en mi hombro, regrese la mirada petrificado, era ella, era mi dama de cristal. Puso su mano fría en mi mentón y me levantó del piso, después nuestros labios se acercaron, pasaba del sueño a la realidad. Terminó el beso y ella desenfundo sus colmillos y un grito atravesó el cementerio.                

sábado, 13 de julio de 2013

CLARK EL HOMBRE LOBO

EL TESORO PERDIDO DE RUMANÍA.

Ana y Clark pasaron tres días, revisando la mansión de Ager de pies a cabeza. Una gran variedad de libros sobre lobos no dejaban nada claro. Un hombre lobo solo contagia a otro, si lo muerde, ya que el virus está en su saliva. Se transforman en luna llena, obteniendo gran fuerza, velocidad, resistencia, filosas garras, capaces de romper hasta el acero, mandíbulas fuertes y poderosas. Los licántropos pierden el raciocinio, pierden el control de sus actos, destruyen todo a su alrededor.
Inesperadamente un ruido interrumpió la tranquilidad del castillo. Clark tomó una espada colgada encima de la chimenea, Ana lo siguió con un palo en sus manos. En el pasillo principal, un hombre encapuchado les apuntaba con un arco.
-      -     ¿Quién eres? – preguntó desafiante Clark.
-    Hola Clark, quedan quince días para la próxima luna llena, aun no has encontrado la cura – Federico  el cazador de lobos, descubrió su rostro y guardó su arco.
-      -       ¿Cómo nos encontraste?
-    Soy bueno en seguir rastros. Sin embargo, debo admitir que no han avanzado nada, si contamos que el primer lugar para buscar era este.
-    Aquí hay infinidad de libros, archivos de utilidad, tardaríamos años en examinarlos, ni siquiera Phillip los terminó de examinar.
-    Entiendo tu punto, pero es inútil quedarte aquí, únicamente leyendo libros.
-       Entonces ¿Qué propones?
-      Mira simplemente les di más tiempo juntos, parecen ser muy unidos, pero no hay nada que puedan hacer, en quince días, te convertirás en una bestia y acabaras con todo lo que se  cruce en tu camino, y si Ana está cerca, resultara muerta.
-      Jamás renunciare a mi hermano, tampoco dejare que usted lo mate – Ana subió la voz y miró a Federico sin titubear, con ojos llenos de esperanza.
-     Ana debes hacerle caso a este hombre. Regresa a casa, olvídate de mí.
-      No lo entiendes Clark, de todas maneras él te matara. Odia a los hombres lobos.
-      Pues eso sería lo mejor.
-     Esperen – ordenó Federico -. He luchado contra lobos por años, nadie ha encontrado la cura y en cambio muchos han muerto.
-     Es mejor que tome su arco y me entierre una flecha de una vez por todas.
-      Clark.
-      ¿Qué…?
-     Esperen vale la pena tomar estos días para buscar, les ayudare.
-      Y si llega la luna llena, agarrará su arco y clavará una de sus flechas en mi corazón.
-     De hecho, la flecha puede ser clavada en cualquier parte de tu cuerpo, la plata te hará sangrar y el efecto regenerativo desaparecerá y morirás.
-      ¿Flechas de plata?
-      Así es, yo mismo las hago.
-     No quiero seguir oyendo cómo matar a mi hermano. Dígame cómo nos ayudará.
-     Miren si llegue a Phillip Ager, fue siguiendo un rastro muy extraño, otras muertes realizadas por licántropos.
-    ¿Qué tiene eso de raro? – preguntó Clark sin entender nada.
-    Los licántropos no siguen patrones. Seguramente han leído que son inconscientes de sus actos, pierden el control  –  los dos hermanos asintieron, estaban realmente interesados en la explicación -. Muerden hasta devorar a su presa. En realidad de cada 10000 ataques de lobos, 1 corre con la desgracia de ser convertido en hombre lobo. Si yo no hubiera disparado esa flecha aquel día, tú ya estarías muerto.
-      ¿Debo agradecerte?
-      Claro que no, deberías odiarme.
-      Entonces te odio.
-      Gracias.
-     Pero cuéntanos que es lo raro – interrogó Ana, estaba bastante interesada en el tema.
-    Está bien, bueno como recordaras te conté que un hombre lobo mató a mi familia. Pero no te conté cómo ni dónde. Sucedió en Francia, hace treinta años, en la casa de Sir Jhon Stward. Era de noche, mis padres trabajaban para él. Recuerdo que aquella noche, hubo una reunión en la mansión, mis padres se quedaron despiertos arreglando la casa después de la fiesta. Yo dormía en una choza al lado de la mansión. Escuche gritos, que me despertaron, me levante de sobre salto y me dirigí rumbo al lugar de donde provenían los ruidos – Federico hizo una pausa, luego siguió -. Me asome por la ventana, macabra escena la que encontré. Mi madre tirada en el suelo, cubierta de sangre y mi padre a su lado degollado, los dos estaban muertos.
Busque con la mirada a Sir Jhon Stward, él era arrastrado por un animal enorme, de pelaje negro, dos más lo escoltaban.  Estaba atado por cadenas y golpeado, sangrando por la frente. El me miró, me hizo una seña para que no lo siga. Salieron de la casa y se encaminaron al bosque, los vi perderse entre los matorrales. Eran tres bestias, con apariencia de lobos, erguidos como hombres, se desplazaban en dos patas. Supere el impacto de verlos y fui donde yacían los cuerpos de mis padres. Ya era tarde, no quedaba rastro de vida en ellos.
-     -    Así que por eso, te dedicas a cazar lobos, ¿pero que tuvo ese ataque de raro?
-    No lo ves Clark, todo es extraño… al ver a mis padres así, salí a pedir ayuda, les conté a las personas lo sucedido, ninguna me creyó. No hay hombres lobo en Francia, además nunca son tan corteses cuando matan a alguien. Seguramente eran disfraces y secuestraron al señor Jhon decían. Al final del día la suposición de secuestro acabo, el cadáver de Sir Jhon fue encontrado atado a un árbol, degollado. Parecía haber sido asesinado de un solo arañazo.
-     Vaya.
-     ¿Después te volviste en caza lobos?
-     Así es. Me obsesionó el ataque, la venganza me cegó, al igual que a ustedes, repace cuanto libro halle de hombres lobo. Sir Jhon me adoptó como hijo, siempre me contaba historias y al morir fui su heredero, ya que él no tenía hijos. Crecí solo, llenándome de información, practicando tiro basándome en lecturas. Los busque por el mundo, en ese camino encontré a otros cazadores de lobos, quienes me enseñaron a combatirlos. A los quince años tuve mi primer encuentro con uno, salí bien librado con mucha suerte.
-     ¿Y lo extraño?
-    Bueno con el paso de los años me convertí en un buen cazador. Gane años de experiencia, y nunca vi un ataque similar al de Sir Jhon, hasta el día que me topé con la muerte de Sir Thomas Hegel: la escena era muy similar, la casa patas arriba, como si buscaran algo, y el cadáver de Sir Thomas con un arañazo en el tórax. Algo aparte del asesinato llamó mi atención, apretaba con su mano derecha un escudo, similar al que tenía Sir Jhon, seguramente pertenecían al mismo grupo: el escudo tenía dos lanzas delante de un escudo, el cual tenía en el centro un león.
Era la señal, dos muertes del mismo grupo. Esa fue la pista que seguí, recomencé buscando los nombres de los pertenecientes del grupo. Ellos eran caballeros, y fueron convertidos en Inglaterra, ahí debía comenzar mi búsqueda. Los archivos ingleses, no hablaban mucho del escudo, nadie ni nada daba razón. Sin embargo, en mi investigación llegue a un nuevo cadáver. Sir David Brook. Mismo modus operandi, casa patas arriba, cadáver no devorado, el escudo del león; el bono de éste fue su colección de cartas, que pasaron por alto sus verdugos.
En sus cartas, explicaba que un grupo secreto los perseguía, buscaban lo hallado en Rumanía. Era emocionante todo el mundo que se desentrañaba ante mis ojos. En las cartas descubrí que eran cuatro, Jhon, Thomas, David, faltaba el que enviaba las cartas, el que los advertía y los mantenía al tanto de la situación. Nunca ponía su dirección, ni su nombre. Sin embargo, pude encontrarlo a mi manera, buscando nunca le informaron de la muerte de David. Por eso continuó enviando sus cartas, yo las recibía. En su última carta, dijo que había sido descubierto, los que los cazaban eran excelentes cazadores, parece que dominan lobos.
-    -   ¿Dominan lobos? ¿Creí que eran indomables? – preguntó contrariada Ana.
-     -     Yo también, nunca me he topado con un lobo domado, siempre son irracionales.
-        -      ¿Entonces?
-       -       No sé, yo simplemente les cuento lo que decía en la carta.
-       -       ¿Ok y qué paso después?
 -     Él solicitaba ayuda, en pocos días lo atraparían, daba su ubicación para que puedan ir a salvarlo.
 -     Qué pena, ignoraba que era el último sobreviviente.
-      Clark, deja continuar el relato.
-   Si fue una pena, llegue muy tarde. Lo encontré agonizando, su choza destruida. Antes de morir me contó de una expedición secreta, fueron a Rumanía por algo, nunca lo abrieron, creyeron que era un tesoro. De regreso fueron emboscados por una jauría de lobos, pudieron huir. Los cuatro se escondieron y para poner a salvo el tesoro se lo entregaron a su sirviente, Bernard Ager.
-        ¿Ager?
-       Así es. Este Bernard los acompañó en su expedición, al final se llevó el tesoro.
-    Vaya se aprovechó de la situación y se volvió millonario.
-      En realidad nunca uso el tesoro, si se hizo millonario fue porque  Sir Gerard, el de las cartas le dio toda su fortuna. Bernard se llevó su familia a Escocia, armo su mansión y se convirtió en el conde Bernard Ager, luego vino Phillip Ager.
-       Y le seguiste la pista hasta aquí.
-      Bernard Ager, murió de muerte natural y dejo oculto el tesoro, ni siquiera confió la dirección en su esposa o hijo. Años más tarde murió la madre. No hubo rastro del tesoro. Yo llegue primero a ellos, a los cazadores les tomó más tiempo llegar a él. Aparte muchos lobos, pero Phillip era imprudente, obstinado, un día fue atacado, llegue tarde.
-       ¿Intentaste hablar con él?
-    Claro que si Ana, pero era necio. Los lobos lo destrozaron, eso creí hasta que un mes después se presentó el primer ataque de Ager. Era un lobo normal, irracional, inconsciente, no seguía un patrón de ataque. Dos meses después se presentaron otros ataques, luego desapareció. Hasta el día que se le hizo tarde y no pudo encadenarse a tiempo, Bisont y tu Clark, fueron los más damnificados de aquel día. Los lobos, llegaron aquí antes que ustedes, si encontraron algo ya se lo llevaron.
-      ¿Y qué haces aquí? ¿Esperas que me convierta y me matas?
-      Clark, algo hace a esos lobos diferentes, podría pasar lo mismo contigo.
-     Y dejar que tú me domines, ser tu lobo de juguete… gracias pero no gracias.
-      No quise decir eso, pero…

-     Pero es eso o la muerte. Yo te prefiero vivo hermanito – Ana dejo brotar una lágrima que bajó por su mejilla, Clark la abrazo y entendió que era importante para alguien, tenía una persona que lo quería y él también la quería, crecieron juntos, eran hermanos y amigos, eran familia.  

CONTINUARÁ...